Si tienes intolerancia a la lactosa, es importante que aprendas sobre los beneficios de los probióticos. Ya que se ha relacionado el consumo de estos con una mejora y alivio de los síntomas de intolerancia, tanto en cuanto a su gravedad como a su frecuencia (1,2).
Los probióticos han demostrado tener efectos positivos en muchas enfermedades o condiciones en las que la microbiota está desequilibrada (1,2). Es común observar que durante la consulta médica se recomienda el consumo de probióticos, luego de un cuadro de diarrea que ha durado varios días o luego de un período de tiempo en que se consumieron antibióticos.
Esto se debe a que estos microorganismos vivos tienen la capacidad de “repoblar” más rápidamente la microbiota intestinal que se ha barrido, parcialmente, durante esos días de diarrea o de tratamiento con antibióticos (2).
El consumo de alimentos que contienen bacterias beneficiosas para la salud, genera competencia a nivel intestinal con bacterias que no son beneficiosas en exceso, como Proteobacterias, desplazándolas y ganando más espacio en la microbiota (2,3).
Las bacterias más encontradas en alimentos probióticos son: Bifidobacterium, Enterococcus, Lactobacillus y Saccharomyces boulardii. Sin embargo, otras cepas como Lactococcus, Leuconostoc, Pediococcus y Streptococcus también se utilizan como probióticos (3).
Por otro lado, el yogur es más espeso que la leche, haciendo que su pasaje por el intestino delgado sea más lento, dando más tiempo a la enzima lactasa de digerir la lactosa antes de pasar al colon (4).
La tolerancia al yogur dependerá de cada persona, las características de su microbiota, la cantidad de alimento consumido, entre otros factores (3).
Normalmente el kéfir se produce de forma casera y natural. El inconveniente ante esto es que al prepararlo de esta forma, no se conocen las cepas que contienen los gránulos, es decir se desconoce cuáles son exactamente las bacterias que contiene. Los gránulos de kéfir también pueden contener hongos beneficiosos para la salud.
El consumo habitual de kéfir se ha relacionado con una mejora de la microbiota, prevención y tratamiento del estreñimiento, mayor resistencia a infecciones, así como una mejora de los síntomas de la intolerancia a la lactosa en algunos casos (4).
Aunque los resultados no son concluyentes, se han visto beneficios de los probióticos en cápsulas para el tratamiento de la intolerancia a la lactosa. Estos son: reducción o eliminación de los síntomas de flatulencia, hinchazón, diarrea, vómitos y calambres abdominales (6).
Las Bifidobacterias pueden considerarse las estrellas de los probióticos en cápsulas, ya que han demostrado tener la propiedad de adherirse a la pared intestinal y competir con agentes patógenos (bacterias malas para la salud), ayudando a mejorar el funcionamiento del intestino y el perfil de la microbiota (5).
Además de colaborar con la digestión de la lactosa y enlentecer el tránsito intestinal de los alimentos, permitiendo que la enzima lactasa cuente con un margen mayor para ejercer su función (5).
Los probióticos más usados por la industria tienen la capacidad de digerir la lactosa parcialmente, reemplazando la función de la enzima lactasa que se encuentra deficiente en la intolerancia a la lactosa (3,5).
Los probióticos modifican el pH intestinal, permiten de forma indirecta la digestión de la lactosa, mejoran la función intestinal y la composición general de la microbiota (3).
Estos microorganismos fermentan la lactosa, lo que significa que la descomponen en moléculas más pequeñas, permitiendo su absorción a nivel intestinal. Evitando así que llegue lactosa sin digerir al colon, produciendo los síntomas característicos (3).
Así, los prebióticos son un tipo de carbohidrato fermentable por estas bacterias. Ejemplos de alimentos que contienen prebióticos de forma natural son: banana, cebolla, ajo, puerro, achicoria, rúcula, alcachofas, soja, granos integrales, entre otros (3).
Los postbióticos son fragmentos o moléculas derivadas de estos microorganismos. La ventaja de los postbióticos en comparación a los probióticos, es la reducción del riesgo de infecciones y complicaciones, al no consumir microorganismos vivos (7).
En algunos estudios, se han visto los siguientes beneficios del consumo de postbióticos: regulación de la inmunidad, propiedades antiinflamatorias, anticancerígenas y antioxidantes (7).
Los postbióticos son una alternativa posible a futuro, que necesita mucha más investigación en humanos, para contar con más evidencia contundente sobre sus efectos benéficos (7).
El consumo en dosis y frecuencias adecuadas de probióticos pueden ayudar a mejorar y aliviar los síntomas de intolerancia a la lactosa. Por otro lado, aportan a la salud intestinal en general. Las dosis y frecuencias adecuadas deben ser evaluadas en la consulta médica o nutricional, adaptándolas a cada individuo (1,2,3,6).
Por último, además de consumir probióticos, es importante el consumo de prebióticos para alimentar a la microbiota y favorecer la adaptación intestinal de los microorganismos consumidos (4).
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