El estreñimiento es uno de los síntomas gastrointestinales más comunes en el embarazo. El estreñimiento actualmente, se define como un síndrome complejo, caracterizado por presentar tres o menos deposiciones por semana, acompañado de síntomas como heces duras, y dificultad en la evacuación de las heces (1).
En la actualidad, entre el 11 y el 38% de mujeres embarazadas sufren de estreñimiento, siendo más común en los dos primeros trimestres. Por lo tanto, se ha determinado, según estudios científicos, que la prevalencia de estreñimiento en el primer trimestre, es de 35%, mientras que, en el segundo trimestre es de 39%, y 21% para el tercer trimestre (1).
El estreñimiento es un problema de salud, que puede afectar negativamente las actividades de la vida diaria. Además, en muchos casos, el estreñimiento en el embarazo puede causar hemorroides, así como, sus posibles complicaciones como la diverticulitis. Por lo tanto, es necesario conocer las medidas adecuadas para tratar el estreñimiento durante esta etapa (1,2).
Las hormonas sexuales, son las principales causantes del estreñimiento en el embarazo. Esto, debido a que, en esta etapa, aumentan los niveles de la hormona progesterona, la cual produce relajación en los músculos del intestino, provocando que haya menos movimiento del intestino delgado y grueso (1,3).
Por otro lado, en el embarazo también se secreta la hormona relaxina, la cual es encargada de inhibir la contracción del miometrio (capa muscular en el exterior del útero), así como, de inhibir también las células musculares del tracto gastrointestinal, y causar un menor movimiento, lo que lleva al estreñimiento (1).
Otra causa del estreñimiento en el embarazo, es el aumento de la absorción de agua en el colon, lo que causa que las heces sean más pequeñas y muy duras. Esto se debe, a que en esta etapa se presentan niveles altos de la hormona aldosterona, la cual, aumenta la absorción de agua, inducida por las hormonas estrógeno y progesterona (1,3).
Durante el embarazo, sobre todo en la última etapa, el útero presenta una mayor expansión, debido al crecimiento del bebé. Esto puede ocasionar que, el paso de los alimentos a través del intestino sea más lento, ya que se comprime directamente el conducto intestinal. Por lo tanto, se impide el movimiento de las heces hacia adelante, obstruyendo la defecación, e iniciando la etapa de estreñimiento (1,3).
El estar deshidratado, o no consumir la cantidad de agua suficiente durante el día, puede aumentar el riesgo de estreñimiento. Asimismo, un consumo bajo en alimentos altos en fibra, también se ha relacionado al estreñimiento. Recordemos que la fibra participa en la formación de las heces, y el agua facilita su movimiento (4).
Durante el embarazo es común consumir suplementos de hierro, para prevenir la anemia. Así como, otras vitaminas y minerales para evitar deficiencias. Estudios científicos mencionan, que el exceso de suplementos con hierro y magnesio, pueden contribuir al estreñimiento (1).
La falta de actividad física puede causar estreñimiento en todas las etapas de la vida, ya que puede contribuir a la disminución del movimiento gastrointestinal. Recordemos que, en el embarazo sí se puede realizar actividad física, según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (4,5).
La respuesta a esta pregunta, es sencilla: con cambios en el estilo de vida. Principalmente, existen 3 hábitos que pueden contribuir a la prevención del estreñimiento en el embarazo, a continuación, te los detallamos:
El agua puede ayudar a prevenir o, incluso, aliviar el estreñimiento en mujeres embarazadas, ya que, optimiza el tiempo de tránsito gastrointestinal, y, aumenta el volumen y la frecuencia de las deposiciones (6).
En Europa, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), recomienda que el requerimiento de agua en mujeres embarazadas, incremente en 300 mililitros por día, esto sumado al requerimiento aproximado, de beber entre 1.5 a 2 litros de agua, por día. Por ejemplo, si normalmente antes del embarazo, tomabas 2 litros de agua al día, durante el embarazo deberías consumir 2.3 litros (6).
Sin embargo, es importante tomar en cuenta si durante el embarazo se realiza actividad física constante, así como, si se vive en lugares con climas cálidos, ya que esto puede aumentar el requerimiento de agua diario (6).
Recordemos que la actividad física, contribuye a que haya una mejor digestión, y, por lo tanto, podemos evitar el estreñimiento. La Organización de la Salud (OMS), recomienda que las mujeres embarazadas (sin contraindicaciones), deben realizar al menos 150 minutos por semana, de actividad física aeróbica, con una intensidad moderada, adicionando ejercicios de fortalecimiento muscular, así como, estiramientos (5). Una buena opción, es dividir los 150 minutos en 5 días a la semana, realizando ejercicios durante 30 minutos al día.
Recuerda seguir estas recomendaciones, para evitar complicaciones durante tu actividad física:
La fibra, contribuye a la formación de las heces, y, junto al consumo adecuado de agua, hacen que los alimentos que consumimos, se muevan de una manera fácil a través del sistema digestivo, mejorando su funcionamiento, y previniendo el estreñimiento. Además, un mayor consumo de fibra puede aumentar la diversidad de la microbiota intestinal (conocida anteriormente como flora intestinal), la cual, si está en un estado óptimo de equilibrio, nos brinda beneficios para la digestión, el sistema inmunológico, y prevención de muchas enfermedades (7,8).
En Australia, durante el embarazo, se recomienda un consumo mínimo de 28 gramos de fibra al día (7). Pero, ¿A cuánto equivale esa cantidad de fibra en alimentos? A continuación, te sugerimos alimentos altos en fibra, con las cantidades de esta por porción:
Recuerda, que puedes encontrar fibra en todos los alimentos de los grupos: frutas, verduras, granos integrales, legumbres, frutos secos, y semillas. Y, no olvides consumirlos de preferencia enteros o picados, para aprovechar mucho mejor la fibra del alimento.
En conclusión, el estreñimiento en el embarazo, es de los síntomas gastrointestinales más comunes en esta etapa. Sin embargo, esta condición se puede prevenir y controlar, mediante cambios en el estilo de vida, y practicando hábitos saludables como: beber suficiente agua, realizar actividad física diariamente, y consumir alimentos altos en fibra.
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