¿A qué le damos foco y prioridad? ¿Al logro/meta sin preocuparnos del “cómo”, o del camino que atravesamos que nos otorga ese resultado y nos habilita a mantenerlo a lo largo del tiempo? ¡Descubrámoslo juntos!
Cuando nos sumergimos en dietas con el objetivo de «bajar de peso» o esas conocidas «dietas restrictivas», la realidad es que no suelen funcionar tan bien. Si nos centramos únicamente en la meta de «bajar x kilos» y solo queremos eso, logramos un cambio momentáneo. Podemos proponernos «cerrar» la boca y perder esos kilos, pero si seguimos con los mismos hábitos después, pronto volveremos a enfrentar los mismos problemas que nos llevaron a ganar esos 5 kilos (o incluso más).
Estamos siempre a la espera de una nueva ráfaga de motivación para volver a «cerrar la boca». Así, estamos constantemente persiguiendo un resultado porque nunca nos tomamos el tiempo de cambiar el «proceso/sistema» que está detrás de él. Estamos tratando un síntoma sin abordar el problema de raíz.
Los sistemas que nos prometen soluciones rápidas, sin importar si el proceso es «doloroso» porque «es momentáneo», restringen nuestra felicidad por un tiempo y no resultan sostenibles a largo plazo. Esa mentalidad de «quiero perder X cantidad de kilos» posterga nuestra felicidad presente y genera un conflicto de exclusión dual: o alcanzamos la meta y somos felices, o fallamos y nos consideramos un fracaso, convirtiéndonos en ganadores en una única ocasión «solo si logramos nuestra meta».
Por eso, si tienes un objetivo, te sugerimos dejar de perder el tiempo buscando un nuevo «sistema de restricciones que te proponga eliminar un determinado grupo de alimentos», y comiences a pensar en el equilibrio. No te centres en el cumplimiento de metas, sino en una mejora continua y un proceso de cambio de hábitos.
Donde la mayor parte del tiempo consumiremos «nutrientes», y otras veces optaremos por una alimentación más «flexible». Puedes sentirte satisfecho y feliz siempre y cuando tu proceso «funcione», y este proceso puede adoptar muchas formas, no solo la que concebiste al principio.
Siempre es mucho más importante lo que haces la mayor parte del tiempo que lo que haces en una sola comida, un solo día o momento. Y esa mayor parte del tiempo, comienza hoy.
Sin embargo, al hablar de objetivos, simplemente «comer saludable» puede no ser suficiente. Muchos creen que aplicar la nutrición conceptual, es decir, aprender cómo hacer un plato saludable según lo que se lee en internet, es suficiente. Cuando se trata de objetivos, debemos tener en cuenta no solo esto, sino también las cantidades.
Podemos conocer perfectamente qué grupos de alimentos incluir en un desayuno, almuerzo, merienda o cena, pero si no conocemos las cantidades de cada uno, es muy probable que nuestros objetivos no se cumplan.
Si tienes un objetivo, necesitas un plan nutricional estructurado con porciones definidas según tus requerimientos y metas.
Desde la perspectiva del movimiento, la clave es mantenernos activos cuando y donde podamos, sin pensar necesariamente en «tengo que ir al gimnasio», sino en qué puedo hacer hoy, qué me gusta y si lo puedo mantener en el tiempo. El movimiento contribuye al bienestar, no solo a «quemar calorías». Pensar en formas de movernos solo debe ser una manera de buscar bienestar en general, una forma de valorar y respetar nuestro preciado cuerpo.
Porque somos un todo, el ser humano es un ser integral, y la nutrición debe ser igualmente completa. No se trata solo de la comida, sino de un estilo de vida saludable. Por eso, es crucial recordar que muchas veces los objetivos también dependen de lo que ocurre en el plano emocional. ¿Cuántas veces comemos algo por ansiedad más allá del hambre real y fisiológica?
Buscar modificar la composición corporal es válido, pero debe plantearse desde un lugar de aceptación y autocuidado para que represente un aprendizaje saludable, beneficioso y estable.
La razón que nos impulsa en el camino tiene que ser más fuerte que un valor numérico arbitrario, que nada dice de nosotros ni de nuestro estado de salud. Si nos proponemos trabajar en esto y encontrar lo que funciona para cada uno de nosotros, el efecto será un impulso de bienestar que nos llevará a sumar más acciones amigables para la mente y el cuerpo.
Así, el cambio en el cuerpo eventualmente llegará, pero además habremos ganado mucho más: confianza, autoestima, autoeficacia, amor propio. En consecuencia, el cambio será real y duradero, un cambio de adentro hacia afuera.
Si necesitas ayuda, te contamos que Somos Fit cuenta con un equipo de profesionales (nutricionistas, entrenadores y psicólogos) para guiarte y ayudarte a cambiar hábitos, y conseguir un estilo de vida saludable mediante programas online.
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Autor: Somos Fit.
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