El embarazo, es una etapa muy especial para la mujer ya que durante aproximadamente 40 semanas se va formando dentro de sí, una nueva vida. Esta etapa de la vida en las mujeres, se caracteriza por ser un periodo de tiempo de intenso crecimiento fetal, así como, un momento donde suceden diversidad de adaptaciones fisiológicas que afectan a varios sistemas de su cuerpo, como por ejemplo, el sistema cardiovascular, hormonal, gastrointestinal, nervioso y otros más. Durante estas semanas, es normal (sobre todo si es tu primer embarazo), que surjan dudas acerca de lo que realmente va pasando en este periodo, y quieras saber de qué manera puedes llevar un embarazo saludable tanto para ti como para tu bebé.
Para comprender de mejor manera todo lo que sucede a nivel fisiológico durante el embarazo, tanto en la madre como en su hijo, resulta más fácil dividir esta época gestacional en 3 etapas o trimestres. El embarazo suele abarcar desde el último ciclo menstrual hasta la semana 40 aproximadamente. El primer trimestre abarca desde la semana 1 a la 12 del embarazo, el segundo trimestre desde la semana 13 a la 28 y el tercer trimestre desde la semana 29 a la 40.
Desde el momento de la concepción, es normal que el organismo de la mujer embarazada sufra diversos cambios, algunos persistirán por más tiempo que otros, incluso algunos de estos cambios provocarán en algunas mujeres, no en todas, muchos síntomas tanto físicos como psicológicos. Como es probable que ya conozcas, el inicio del embarazo se marca por un cambio fisiológico muy evidente que es el retraso del ciclo menstrual y diversas variaciones a nivel hormonal, como por ejemplo, el aumento de los niveles de estrógeno y progesterona (1).
A nivel físico, la mujer podrá presentar también un aumento del tamaño de las glándulas mamarias, acompañado de sensibilidad y dolor, así como un oscurecimiento de las areolas (debido sobre todo a esos cambios hormonales). A nivel intestinal, también podrán notarse cambios. El aumento del tamaño del útero, así como el incremento de progesterona, provocan una presión a nivel del recto, así como un enlentecimiento de las contracciones del intestino, todo esto provocando un mayor riesgo de estreñimiento (1). El aumento del tamaño del útero también hará que se presione la vejiga por lo que se tiende a tener ganas de orinar con más frecuencia.
Los cambios hormonales también generarán síntomas como las náuseas y los vómitos (sobre todo matutinos) y, por consiguiente, deseo o desagrado hacia ciertos alimentos. Todos los cambios físicos y hormonales mencionados anteriormente, y muchos otros, podrán provocar una mayor tensión emocional, más cansancio, somnolencia, ansiedad, entre otros. Por todo ello, y con el objetivo de sentirte mejor, es importante que te prepares desde las primeras semanas y que progresivamente se hagan cambios en tu rutina diaria y se mejoren tus hábitos de vida.
Por otro lado, durante las primeras 12 semanas del embarazo ya inicia el desarrollo del feto, comenzando por la formación del cerebro y médula espinal. Posteriormente, se empieza a desarrollar el corazón y las protuberancias que en un futuro serán los brazos y las piernas. También, comienzan a desarrollarse distintos órganos, como por ejemplo los sexuales (permitiéndonos conocer el sexo del bebé). Igualmente, inicia el funcionamiento de los nervios y músculos, entre otros. Es una etapa muy importante de crecimiento y desarrollo del futuro bebé.
Específicamente, entre las semanas 13 a la 28 del embarazo es común que las madres dejen de sentir muchos de los síntomas que se presentaban en el primer trimestre, por lo que estas semanas, suelen llevarse de mejor manera que las primeras 12. Sin embargo, durante este trimestre son más evidentes cambios físicos, como por ejemplo, el aumento del tamaño del vientre y un mayor crecimiento del pecho. También, es común comenzar a presentar dolores corporales a nivel de la espalda y las piernas, así como un mayor cansancio. Además, es normal sentir una mayor inflamación a nivel de las articulaciones de los tobillos y muñecas, así como en el rostro.
Durante la semana 13 a la 28 del embarazo continúa el desarrollo del futuro bebé. Durante este trimestre se llega a formar un esqueleto óseo más completo, se inicia la formación del tracto intestinal y la piel aumenta su grosor y se recubre de lanugo (vello fino y suave). Por otro lado, podrás sentir que el bebé se mueve más dentro del vientre y te darás cuenta de que hay un aumento de tu peso corporal, por factores maternos propios, pero también porque cerca de las últimas semanas el bebé tiende a acumular más grasa y aumentar de peso (2).
Fuente : Daniel Reche en Pexels
Entre las semanas 29 a la 40 del embarazo (correspondientes al tercer trimestre), podemos decir que nos encontramos en la recta final. Es normal que aún continuemos con ciertas molestias o síntomas como por ejemplo la necesidad de orinar con más frecuencia, acumulación de cansancio, dificultad para dormir, estrés, problemas gástricos e incluso pueden aparecer algunas dificultades para respirar. También, podemos seguir inflamadas a nivel de las extremidades y de la cara, continuar con sensibilidad en el pecho, entre otros. Sin embargo, el aumento de tu ilusión por ser madre equilibrará estos posibles malestares. Cercano a las últimas semanas del embarazo, a nivel fisiológico también, nuestro organismo se prepara para el parto, volviendo el cuello del útero más suave y adelgazando sus paredes.
En cuanto al futuro bebé, en estas últimas semanas básicamente sus huesos ya estarán formados, lo que permite que adquiera fuerza por lo que sentirás que sus patadas y movimientos son aún más fuertes. Además, el bebé aumenta su peso rápidamente, comienza a almacenar más grasa y otros nutrientes vitales para su desarrollo. En la semana 39 el futuro bebé está prácticamente preparado para salir de tu vientre ya que sus órganos están listos para funcionar por sí solos y comienza a desplazarse hacia una posición adecuada para el parto por lo que podrías sentir más presión en el cuello del útero. Ha llegado el momento más esperado, pronto serás madre.
Sabiendo que el embarazo es una etapa especial para la mujer, caracterizado por un intenso crecimiento y desarrollo fetal, así como también un periodo de diversos cambios fisiológicos maternos, es importante recordar lo indispensable que es una correcta alimentación y hábitos de vida. Aunque es cierto que una alimentación completa y adecuada es importante durante cualquier etapa de la vida, lo es aún más durante todas estas semanas.
Mantener un peso saludable y alimentarnos de manera adecuada permite que los procesos de desarrollo fetal y cambios fisiológicos maternos sucedan de manera correcta evitando tener a corto y largo plazo problemas de salud (3). Tener una ingesta adecuada de energía y nutrientes es vital durante el embarazo y de ser posible debería iniciar incluso antes de la concepción y continuar hasta después de la lactancia. Durante esta etapa, debemos aumentar de peso de manera saludable y en base a nuestro índice de masa corporal (IMC) y a otros factores personales. Es necesario por ello que tengas un aporte adecuado de los principales macronutrientes (proteínas, hidratos de carbono y grasas) según tus necesidades individuales. Además, debes hacer énfasis sobre todo a nivel de los micronutrientes (vitaminas y minerales) así como en la seguridad alimentaria, para evitar infecciones causadas por bacterias, deficiencias nutricionales, complicaciones fisiopatológicas, malformaciones, entre otros.
En cuanto a los micronutrientes uno de los más importante es el ácido fólico ya que tiene un papel fundamental sobre la prevención de los defectos del tubo neural. En el caso de las mujeres embarazadas, para llegar a los requerimientos necesarios, estas deben suplementarse e ingerir alimentos fortificados como cereales, pasta y pan, y obtenerlo de fuentes naturales como cítricos, vegetales de hoja verde y frutos secos (4). También es importante que cuides llegar a tus requerimientos de yodo, así como de calcio por medio del consumo de sal yodada, lácteos y sus derivados.
En cuanto al hierro, solamente se recomienda su suplementación en mujeres mal nutridas o con diagnóstico de anemia. Los requerimientos de vitamina B12 se ven aumentados en el embarazo, pero si se consumen productos de origen animal, estos requerimientos se cubren fácilmente. Sin embargo, las mujeres veganas o vegetarianas deben suplementarse con esta vitamina. También debes procurar consumir suficientes fuentes de vitamina C (cítricos, pimientos, tomates, etc) y además de tomar suficiente sol, consumir alimentos fortificados en vitamina D.
En conclusión, durante el embarazo, se debe llevar una alimentación saludable, y si es necesario, suplementarse con los nutrientes específicos. Además, debes cuidar tus horas de sueño y descanso, procurar realizar ejercicio físico (siempre que no sea prohibido por el médico), limpiar y cocinar bien todos los alimentos, evitar productos crudos sobre todo el pescado, entre otros. Pero, sobre todo, recuerda que ante cualquier duda debes preguntar y acudir a un profesional de salud especialista en lo que necesitas.
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