En la era de la medicina personalizada, los estudios genéticos en nutrición están emergiendo como una herramienta revolucionaria para comprender mejor cómo nuestra genética influye en nuestras respuestas a diferentes dietas y nutrientes. Esta rama de la ciencia, conocida como “nutrigenómica”, está abriendo nuevas vías para desarrollar dietas personalizadas basadas en el ADN individual.
La nutrigenómica estudia cómo nuestra dieta afecta nuestra salud a nivel genético. Nuestro ADN, proteínas y metabolitos (compuestos químicos pequeños del cuerpo) trabajan en conjunto en un proceso complejo que puede llevar a la salud o a la enfermedad.
Este proceso es influenciado por lo que comemos y por el ambiente en el que vivimos. El ambiente, en medicina, se refiere a todo lo que no es la información genética y que tiene que ver con el contexto y la vida del individuo: la alimentación, la calidad del sueño, el medio ambiente en que vive, sus emociones y su manejo del estrés, la actividad física.
Todas las condiciones del ambiente no determinan, pero sí condicionan, pueden funcionar como un “trigger” o disparador de información genética contenida en el ADN, pudiendo apretar el botón para que una enfermedad se desarrolle o se cure. Entonces, teniendo en cuenta este crucial aspecto de la salud, podemos apreciar la importancia que tiene la alimentación en el proceso salud-enfermedad.
Lo que comemos no solo nos nutre, sino que también puede cambiar la forma en que nuestros genes funcionan. Esto significa que nuestra dieta puede tener un impacto directo en nuestra salud, influenciando desde cómo absorbemos los nutrientes hasta cómo nuestro cuerpo responde a diferentes enfermedades, y tratamientos.
Se han identificado alrededor de 20,000 compuestos en nuestra dieta, y cerca de 50 de ellos son esenciales para la vida. Entender cómo estos nutrientes interactúan con nuestros genes es crucial para determinar las cantidades adecuadas que necesitamos para mantenernos saludables.
Varios estudios han demostrado la utilidad de los estudios genéticos en nutrición. Por ejemplo, la investigación publicada en MDPI y Wiley Online Library ha explorado cómo las variantes genéticas afectan la absorción y metabolismo de nutrientes como las grasas y las vitaminas. Estos estudios están sentando las bases para recomendaciones dietéticas más precisas y efectivas.
Los estudios genéticos en nutrición se centran en cómo los nutrientes y otros componentes de los alimentos interactúan con nuestro genoma (información genética). Esta interacción puede influir en la expresión génica, es decir en lo que se termina plasmando de esa información genética, ya que mucha información se encuentra latente, sin ser expresada, sólo una parte lo hace.
La investigación en este campo está revelando que no existe una «dieta única universal», ya que las variaciones genéticas pueden afectar cómo metabolizamos ciertos alimentos y nutrientes.
Los avances tecnológicos han hecho que los estudios genéticos en nutrición sean más accesibles que nunca. La secuenciación del genoma completo, por ejemplo, permite a los investigadores identificar variantes genéticas que pueden influir en la respuesta a ciertos nutrientes. Estos avances están proporcionando una comprensión más profunda de la relación entre genética y nutrición.
La promesa de la nutrigenómica radica en su capacidad para personalizar las recomendaciones dietéticas. Por ejemplo, algunas personas pueden tener una predisposición genética a metabolizar las grasas de manera diferente, lo que podría influir en su riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Al comprender estas diferencias genéticas, los nutricionistas pueden recomendar dietas que minimicen los riesgos de salud.
Entonces, respecto al futuro, la nutrigenómica es un campo en crecimiento que promete mejorar nuestra comprensión de la nutrición. Podría ayudarnos a crear dietas más efectivas para prevenir enfermedades, mejorar la salud general y tratar condiciones específicas basadas en nuestra genética.
Así, la nutrigenómica podría ayudar a establecer recomendaciones dietéticas más precisas para diferentes grupos de personas, diseñar intervenciones nutricionales personalizadas y desarrollar herramientas de diagnóstico para evaluar cómo respondemos a diferentes dietas.
A pesar de su potencial, los estudios genéticos en nutrición enfrentan desafíos. La interpretación de los datos genéticos puede ser compleja, y existe el riesgo de simplificar demasiado la relación entre genética y dieta.
Además, surgen preocupaciones éticas, como la privacidad de los datos genéticos y el acceso equitativo a estas pruebas. En la actualidad, estos estudios suelen ser accesibles para muy pocas personas. Por un lado, porque suelen ser costosos, y por otro lado, porque se encuentran disponibles en pocos países del mundo, uno de ellos es Estados Unidos. Se prevé que en un futuro, esta información pueda estar más disponible para muchas más personas.
Por lo tanto, hay que tener en cuenta que los estudios genéticos pueden resultar bastante costosos en relación a la información que brindan actualmente, que todavía es bastante limitada y de difícil acceso para la población. A pesar de ser un campo super interesante de la ciencia, aún falta mucha más evidencia que respalde las decisiones que se puedan tomar en materia de salud a partir de la información que brinda.
Además de lo ya discutido sobre nutrigenómica, es importante mencionar los avances en la edición del genoma y cómo estos podrían influir en el futuro de la nutrición y la salud.
La investigación en nutrigenómica se ha potenciado gracias a las técnicas avanzadas de edición del genoma. Estas técnicas permiten modificar genes específicos, lo que abre nuevas posibilidades para entender cómo la dieta afecta nuestra genética y poder actuar en base a estos conocimientos, para tratar o prevenir ciertas condiciones de salud.
Anteriormente, las técnicas de edición genética tenían limitaciones y efectos secundarios no deseados. Sin embargo, métodos más recientes como CRISPR (Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Espaciadas) han mejorado la precisión. El método CRISPR utiliza secuencias cortas de ARN para dirigirse a ubicaciones específicas en el genoma, reduciendo los riesgos de efectos no deseados.
Este método permite no solo eliminar sino también insertar genes con alta especificidad. Sin embargo, esto no se ha probado en humanos, sino que ha sido demostrado en experimentos con primates, donde se logró alterar múltiples genes de manera eficiente y sin mutaciones no deseadas.
Aunque aún estamos en las etapas iniciales, la combinación de la nutrigenómica con la edición del genoma promete avances significativos. Podríamos ver en el futuro intervenciones dietéticas más personalizadas basadas no solo en nuestra genética actual, sino también en modificaciones genéticas dirigidas para mejorar nuestra salud. A su vez, es pertinente entender que este enfoque puede resultar controversial en términos éticos, cuyas reglas y fronteras aún no están del todo claras.
Uno de los aspectos más emocionantes de los estudios genéticos en nutrición es su potencial para la prevención de enfermedades y ciertas condiciones de salud. Al identificar las variantes genéticas que aumentan el riesgo de ciertas condiciones, como la diabetes tipo 2 o la obesidad, los profesionales de la salud pueden desarrollar estrategias dietéticas específicas para disminuir estos riesgos.
La obesidad es una condición compleja influenciada tanto por nuestros genes como por el entorno en el que vivimos, es multifactorial. Aunque sabemos que existe esta interacción, aún estamos descubriendo cómo cada factor contribuye específicamente a la obesidad.
Gracias a los estudios de asociación del genoma, se han identificado genes específicos relacionados con la obesidad. Son como piezas de un rompecabezas que nos ayudan a entender mejor por qué algunas personas tienen mayor predisposición a la obesidad.
Por otro lado, los estudios han mostrado que la influencia de estos genes no es absoluta o determinante. En cambio, factores ambientales como la dieta y la actividad física pueden modificar cómo estos genes influyen en el peso y el metabolismo. Esto significa que, aunque tengamos una predisposición genética a la obesidad, nuestro estilo de vida juega un papel crucial.
A su vez, en estos mecanismos, se ve la influencia de la epigenética, que se refiere a cambios en la actividad de nuestros genes que no implican alteraciones en la secuencia del ADN. Es decir, que sólo se ven modificadas las expresiones de los genes, no así los genes en sí mismos. En este secreto se encuentra la verdadera potencialidad del estilo de vida (ambiente) en la salud: en realidad mucho de lo que somos está en nuestras manos, en lo que repetimos día a día en nuestra rutina.
Dos mecanismos epigenéticos clave son: la metilación del ADN y los microARNs. Estos procesos pueden cambiar la forma en que se expresan nuestros genes en respuesta a factores ambientales.
Además, los estudios de metilación del genoma completo han identificado genes que se metilan de manera diferente en personas con obesidad. Esto sugiere que la epigenética podría ser un factor importante en cómo la obesidad se desarrolla y se mantiene en diferentes individuos.
Teniendo esta información, a partir de la nutrigenética, se podrían tomar decisiones valiosas desde la nutrición para tratar y prevenir el desarrollo de enfermedades asociadas a la obesidad.
En conclusión, la nutrigenómica surge como un campo prometedor dentro de la medicina personalizada, ofreciendo perspectivas innovadoras sobre la interacción entre nuestra alimentación y genética. Al desentrañar las complejidades de cómo los nutrientes afectan la expresión genética y viceversa, se abren posibilidades para dietas personalizadas que podrían prevenir enfermedades, mejorar la salud y tratar afecciones específicas de manera más efectiva.
A pesar de los desafíos éticos, económicos y de accesibilidad, el avance de la tecnología y la investigación continúa allanando el camino hacia una aplicación más generalizada de la nutrigenómica. La edición del genoma, aunque en sus etapas iniciales, promete potenciar aún más la personalización de la nutrición. Sin embargo, la prudencia es esencial al navegar este nuevo terreno, asegurando que los avances vayan de la mano con consideraciones éticas y una distribución más igualitaria de sus beneficios.
Licenciada en Nutrición Magalí Pezzarini
Nutrición Plant Based y clínica. Nutrición Deportiva.
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