La obesidad infantil es una preocupante epidemia global que afecta a millones de niños en todo el mundo. Esta condición, caracterizada por un exceso de grasa corporal, ha alcanzado proporciones alarmantes y representa un grave problema de salud pública, considerándose incluso como “uno de los desafíos más graves del siglo XXI” según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para el año 2020, la OMS estimó que 39 millones de niños menores de 5 años (aproximadamente un 5.7%), tenían sobrepeso u obesidad alrededor del mundo. Mientras que, en el año 2016 se estimó que más de 340 millones de niños y adolescentes, de 5 a 19 años presentaban sobrepeso u obesidad.
A esto se suma, que la prevalencia de obesidad infantil en los últimos años, se ha incrementado considerablemente, y que no sólo se presenta en países de altos ingresos económicos (como años anteriores), sino que, en los últimos años, la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil está aumentando en los países de bajos y medianos ingresos, particularmente en zonas urbanas.
En este artículo, examinaremos de manera exhaustiva las causas y consecuencias de la obesidad infantil, respaldado por evidencia científica. También te mostraremos diversas estrategias de prevención para abordar este desafío y promover una vida más saludable desde la infancia.
La obesidad infantil se define como un índice de masa corporal (IMC) igual o superior al percentil 95 para la edad y el género del niño, además de presentarse una acumulación excesiva de grasa corporal, que puede perjudicar la salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de la obesidad infantil ha aumentado drásticamente en las últimas décadas. Las cifras indican que más de 370 millones de niños y adolescentes en todo el mundo, están en riesgo de sufrir esta condición, lo que representa un grave problema de salud pública.
Asimismo, sólo en América Latina y el Caribe, se estima que 3 de cada 10 niños y adolescentes, entre los 5 y 19 años, tienen sobrepeso. Mientras que, el 7.5% de niños menores de 5 años de esta misma región, tienen sobrepeso (siendo más alto que el promedio mundial de 5.7%).
A continuación, te presentamos los 6 países con mayor prevalencia de obesidad infantil en América latina, basándonos en datos recopilados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y otras instituciones de salud pública en cada país:
País | Obesidad en niños menores de 5 años (%) |
---|---|
México | 9.7 |
Chile | 8.6 |
Argentina | 7.3 |
Perú | 4.4 |
Ecuador | 4.1 |
Colombia | 3.6 |
País | Obesidad en niños de 5 a 19 años (%) |
---|---|
México | 34.4 |
Argentina | 25.6 |
Venezuela | 24.1 |
Chile | 23.6 |
Perú | 18.3 |
Ecuador | 15.5 |
Como se puede ver en las tablas, México, Argentina, Venezuela, Chile, Perú, Ecuador y Colombia, son los países con mayor prevalencia de obesidad en América latina, y las cifras varían según los distintos grupos de edad de los niños. Sin embargo, México ocupa el primer lugar en tener la más alta prevalencia de obesidad infantil en niños menores de 5 años, como en niños y adolescentes de 5 a 19 años.
Como se mencionó anteriormente, estas cifras se encuentran en aumento, sobre todo, después de la pandemia del Covid- 19, ya que durante este tiempo el acceso a alimentos saludables era limitado, y en la mayoría de hogares se presentó una reducción del poder adquisitivo.
Por lo tanto, es muy importante conocer los factores que pueden llevar a tener sobrepeso y obesidad en los niños, para así poder crear nuevas estrategias de prevención, y promoción de un estilo de vida saludable desde la infancia.
La obesidad infantil, es el resultado de una compleja interacción entre factores genéticos, ambientales y de comportamiento. Si bien la predisposición genética puede jugar un papel importante en la susceptibilidad a la obesidad, son los factores ambientales los que más influyen en su desarrollo.
Para la UNICEF (United Nations International Children’s Emergency Fund), las principales causas del sobrepeso y la obesidad en la niñez, son el consumo de alimentos ultra procesados y bebidas azucaradas (las cuales son de fácil acceso, bajo costo y muy promocionadas en los medios de comunicación), así como, la falta de actividad física.
Sin embargo, existen otros factores que pueden desencadenar el tener sobrepeso u obesidad en la niñez, siendo incluso factores que pueden llevar al incremento de consumo de alimentos ultra procesados y alimentos altos en azúcar. Entre estos factores se encuentran:
La influencia genética en la obesidad infantil ha sido demostrada por estudios que sugieren que hijos de padres obesos tienen una mayor probabilidad de ser obesos. Sin embargo, la genética no lo es todo.
La epigenética, que se refiere a cambios en la expresión de los genes debido a factores ambientales, también juega un papel relevante. Por ejemplo, el ambiente intrauterino puede afectar la expresión de genes relacionados con el metabolismo y la regulación del apetito, predisponiendo al niño a la obesidad en etapas posteriores de la vida.
El ambiente en el que se desarrolla el niño puede promover comportamientos poco saludables que conducen a la obesidad. Por ejemplo, el sedentarismo por el uso excesivo de aparatos electrónicos, puede conducir al niño a encontrarse en un entorno obesogénico (ambiente que favorece el desarrollo de la obesidad).
Por otro lado, la disponibilidad, comercialización y promoción de alimentos ultra procesados, (altos en calorías, grasas y azúcares), de parte de supermercados, retailers, tiendas minoristas, y medios de comunicación, llevan a que los niños y sus familias incrementen el consumo de productos que tienen una publicidad atractiva, son económicos (en comparación con otros alimentos saludables), y se venden como alimentos deliciosos y fáciles de preparar.
El entorno familiar y las tradiciones culturales también desempeñan un papel importante en la obesidad infantil. Los hábitos alimentarios y el nivel de actividad física que los niños aprenden en casa, tienen un impacto significativo en su salud. Los padres y cuidadores deben ser modelos a seguir y fomentar hábitos saludables para que los niños los adopten como parte de su estilo de vida.
Recuerda que, la alimentación y los hábitos que se practiquen en la primera infancia (los primeros 5 años de vida), definirán el tipo de alimentación y estilo de vida en la adultez.
La obesidad infantil no es simplemente un problema estético, tiene graves consecuencias para la salud del niño durante la infancia, así como consecuencias en la adolescencia y la adultez. Entre estas graves consecuencias, se encuentran:
Los niños con obesidad, tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos metabólicos, como la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2. A su vez, están más expuestos a presentar problemas cardiovasculares, como hipertensión y dislipidemias (nivel excesivo de grasas en la sangre), como tener colesterol y triglicéridos elevados, que pueden persistir en la edad adulta y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
La obesidad puede tener un efecto negativo en la interacción social, la autoestima y la imagen corporal de los niños. A menudo, los niños obesos enfrentan acoso y actitudes negativas de parte de otros niños e incluso adultos, así como, estigmatización y discriminación. Estos comportamientos, pueden conducir a que los niños presenten problemas emocionales, como depresión, ansiedad, aislamiento social, e incluso, esto puede aumentar el riesgo de que los niños y adolescentes desarrollen trastornos alimentarios.
El exceso de peso ejerce una carga adicional sobre el sistema musculoesquelético de los niños, lo que puede provocar problemas ortopédicos y dolor de espalda. Incluso, los niños con obesidad, tienen un mayor riesgo de fracturas, en comparación con los niños que tienen un peso normal, según estudios.
Además, los niños con obesidad, pueden presentar una disminución en sus habilidades motoras, así como problemas de equilibrio, dificultando la capacidad de practicar actividades físicas o algún deporte.
Los niños obesos tienen una mayor probabilidad de convertirse en adultos obesos, lo que aumenta su riesgo de enfermedades crónicas, como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer en la adolescencia y la edad adulta.
Además de estas consecuencias, la obesidad infantil también aumenta el riesgo de contraer enfermedades virales y respiratorias, ya que el exceso de grasa corporal, afecta el funcionamiento del sistema inmunológico. Asimismo, incrementa el riesgo de enfermedades como hígado graso infantil, alteraciones de la hormona tiroidea, y deficiencias de nutrientes como la vitamina D.
La prevención y el tratamiento de la obesidad infantil deben ser una prioridad en la salud pública. Aquí presentamos algunas estrategias fundamentadas basadas en la ciencia para abordar este problema:
La dieta juega un papel fundamental en la prevención de la obesidad infantil. Es esencial que los padres y cuidadores promuevan una alimentación equilibrada y rica en nutrientes desde la infancia. En el hogar, se debe priorizar el consumo de frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros, mientras que se deben limitar los alimentos procesados, azúcares y grasas poco saludables.
Es crucial fomentar un estilo de vida activo en los niños desde temprana edad. Los padres y cuidadores deben alentar la práctica regular de actividades físicas, como juegos al aire libre, deportes y actividades recreativas. Al mismo tiempo, se debe limitar el tiempo de pantalla y el sedentarismo asociado con el uso excesivo de dispositivos electrónicos.
Brindar a los padres y cuidadores información sobre nutrición adecuada y la importancia de establecer hábitos alimentarios saludables, es esencial para prevenir la obesidad infantil. Los profesionales de la salud, como médicos y nutricionistas, pueden desempeñar un papel vital en proporcionar orientación y asesoramiento nutricional.
Las escuelas y la comunidad pueden ser aliados clave en la lucha contra la obesidad infantil. Es importante, que las instituciones educativas ofrezcan comidas saludables en sus comedores y promuevan la actividad física a través de programas deportivos y actividades extracurriculares.
Asimismo, es importante que los gobiernos puedan implementar políticas que limiten la disponibilidad de alimentos poco saludables en las cercanías de las escuelas.
La publicidad de alimentos poco saludables, especialmente dirigida a niños, puede influir en sus hábitos alimentarios. Implementar regulaciones que restrinjan la publicidad de productos con alto contenido calórico, azúcar y grasas dirigida a este grupo de edad puede ayudar a reducir su consumo.
Las investigaciones, sugieren que el entorno de alimentos en el supermercado, influye en los niños, que, a su vez, influyen en el comportamiento de compra de los padres, tanto entre las familias, como en los Estados Unidos.
Por lo tanto, las empresas grandes de alimentos, supermercados, retailers y tiendas minoristas, deben contribuir a disminuir la prevalencia del sobrepeso y obesidad infantil, creando estrategias que promuevan la alimentación saludable.
Según estudios científicos, algunas estrategias de supermercados para promover la compra de alimentos saludables, se basan en cambiar la ubicación de los alimentos saludables y no saludables, prohibir la venta de alimentos ultra procesados y colocarlos fuera del alcance de los niños, y cambios en las estrategias de promoción de los alimentos ultra procesados.
En conclusión, la obesidad infantil es una epidemia global con graves consecuencias para la salud y el bienestar de los niños. Sin embargo, mediante una comprensión profunda de sus causas y factores, una educación adecuada y la implementación de estrategias de prevención basadas en la ciencia, podemos marcar la diferencia en la vida de los niños y garantizar un futuro más saludable para las generaciones venideras.
La lucha contra la obesidad infantil debe ser una prioridad y un compromiso compartido, y es fundamental que gobiernos, profesionales de la salud, padres y cuidadores, escuelas y la sociedad en su conjunto trabajen juntos para abordar este desafío, para así, construir un mundo más saludable y sostenible.
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