La expectativa de vida de los humanos va en aumento. El envejecimiento demográfico depende en gran medida del estado de salud a lo largo de la vida. Es por esto que la OMS ha establecido al “envejecimiento saludable” como una de sus prioridades para la próxima década. Teniendo en cuenta esto, la forma de vida de las ‘Blue Zones’ es reconocida como uno de los estilos de vida saludable más llamativos del mundo, debido a su longevidad y simpleza características. Los habitantes de las Blue Zones llegan a vivir al menos 90 años, pudiendo superar los 100 años de vida. (1) Pero no se trata sólo de números, la clave es observar la calidad de esos años. Descubramos sus secretos…
A continuación, te contamos dónde se encuentran las Blue Zones y las características más distintivas de cada una…
También llamada Cerdeña, es una isla montañosa ubicada en Italia. Su población se considera como una de las más longevas, albergando la mayor concentración de hombres centenarios del mundo. Los habitantes de esta comunidad caminan día a día grandes distancias entre las montañas, pudiendo ser la actividad física constante y aeróbica, uno de los factores responsables del mantenimiento de la salud tanto cardiovascular, como muscular y ósea (1, 2).
Esta comunidad se caracteriza por albergar a las mujeres más longevas del mundo. Tienen una fuerte tendencia a la contención social y familiar, creando redes de soporte y apoyo tanto emocional como financiero. Además de consumir alimentos naturales, lo hacen con moderación, respetando las señales de saciedad (1, 2).
Los ciudadanos de Loma Linda pertenecen a la religión adventista del séptimo día, consumen alimentos de origen vegetal sin procesar, y llevan una vida predominantemente tranquila y cercana a sus creencias religiosas. Muchos de ellos viven saludablemente hasta 10 años más que el resto de los habitantes de Estados Unidos (1, 2).
Nicoya es una península perteneciente a Costa Rica, en Centroamérica. Los Nicoyanos tienen una vida muy conectada con la naturaleza, consumen principalmente frutas y vegetales frescos, repletos de antioxidantes, además de granos enteros. Mantienen una vida activa tanto en el aspecto físico como social. La actividad física que realizan es de baja intensidad, regular y no planificada (1, 2).
No existe una dieta homogénea o única entre todas las Blue Zones. Tampoco se presentan patrones estrictos de alimentación, sino más bien consisten en estilos, rasgos culturales y costumbres que suceden de forma natural en estas regiones. Sin embargo, contemplan puntos en común, con ciertas variaciones (3, 4).
La dieta de las comunidades Blue Zones se basa principalmente en alimentos naturales de origen vegetal, con nulo o poco procesamiento. Muchos de ellos, sobre todo las regiones de Grecia e Italia, adoptan la Dieta Mediterránea como patrón de alimentación. Incluyen principalmente: granos integrales, legumbres, vegetales, frutas, semillas, frutos secos, aceite de oliva en crudo, y algunos alimentos de origen animal con frecuencias bajas de consumo, como pescados azules, huevo, leche y carnes rojas sin procesar. Y en algunos casos incluyen el consumo de vino, en cantidades moderadas (3, 4).
En cambio, la comunidad de Loma Linda pertenece a la religión adventista, por lo tanto su dieta excluye las carnes y la mayoría de alimentos de origen animal (1, 4).
Por otro lado, los alimentos más característicos de los okinawenses son: la batata, la soya, la artemisa, la cúrcuma y la goya (una fruta amarga) (2).
Se han visto otros rasgos comunes entre todas las Blue Zones, respecto a la dieta: esta se compone de alimentos de producción local y se realizan preparaciones con recetas ancestrales de cada comunidad (3, 4).
Las personas más longevas del mundo no entrenan deportes de manera específica, sino que se mantienen activas todos los días, realizando las tareas diarias de la casa, sin grandes comodidades, ni ayuda de máquinas (1).
Los okinawenses lo llaman “Ikigai” y los nicoyanos, “Plan de vida”. Tener un sentido al levantarse cada día, funciona como una motivación que ayuda a gozar de una mejor calidad de vida (1).
Puedes adoptar la técnica que prefieras, pero es importante implementar medidas diarias de manejo del estrés, ya que el estrés crónico, en muchas ocasiones, aumenta la predisposición a desarrollar enfermedades asociadas con el envejecimiento.
Algunas ideas son: meditar, escuchar música, mantener charlas amenas con otras personas, tomar una siesta, celebrar, leer un buen libro, contemplar el amanecer o el atardecer cada día (1).
A modo de mantra, la frase japonesa “Hara hachi bu”, es repetida antes de cada comida, con el objetivo de recordar que deben parar de comer cuando sus estómagos se llenan al 80%.
Según este principio, ese 20% restante representa una ayuda para mantener el peso corporal en equilibrio. Por otro lado, prefieren realizar comidas más livianas a horas de la tarde o noche (1).
Además de moderar sus porciones de comidas, los alimentos que conforman la dieta de las Blue Zones, son de origen vegetal y naturales, sin procesar. Granos como lentejas, soya y frijoles conforman la base. Las carnes rojas sólo se consumen 4 o 5 veces al mes en muchas de estas comunidades (1, 3, 4).
Excepto por los adventistas, las personas adultas pertenecientes a las Blue Zones, consumen vino de buena calidad, en cantidades mínimas o moderadas y de forma regular. Según ellos, el secreto es no tomar demasiado en un mismo día (1).
Estas poblaciones se rodean de personas que llevan costumbres y vidas saludables, conformando redes y círculos sociales. Ellos creen que los hábitos saludables se contagian, fomentando mayor salud entre las personas. Los okinawenses forman los “moais”, grupos sociales de apoyo con intereses comunes (1).
En su mayoría, estas personas pertenecen a una comunidad que mantiene creencias religiosas o espirituales. Indistintamente de la inclinación o filosofía adoptada, parece ser un rasgo en común que los ayuda vivir en armonía con ellos mismos (1).
Se refiere a priorizar a los familiares, tanto madre, padre, hermanos, hijos, abuelos y pareja, en cuanto a tiempo compartido y cercanía de vivienda, para fortalecer los lazos interpersonales. La crianza de los hijos en base a respeto y amor, es considerada una inversión a futuro por parte de los padres (1).
A modo de resumen, vamos a analizar brevemente las principales características comunes entre todas las comunidades Blue Zones, a pesar de tener ciertas diferencias sutiles:
A partir del análisis de las Blue Zones, se puede concluir que la salud es multifactorial: no contempla sólo la alimentación o la actividad física ni ningún otro factor apartado de los demás. Sino que consiste en la sinergia de todos los factores que constituyen el estilo de vida: el entorno social y económico, la alimentación de calidad, la actividad física frecuente como estilo de vida, el descanso, y el aspecto psicológico (1, 4, 5).
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Licenciada en Nutrición Magalí Pezzarini
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