El hambre y la saciedad, sensaciones que se han vuelto muy estudiadas en los últimos tiempos, sobre todo, las dos hormonas involucradas en estos procesos: la grelina y la leptina. Este incremento de interés, se debe al aumento de la obesidad en los últimos 50 años, ya que los investigadores se encuentran en la búsqueda de métodos para tratar y prevenir este problema de salud pública, el cual está asociado a muchas enfermedades secundarias, como la diabetes y enfermedades cardiovasculares (1).
Además de la obesidad, paradójicamente la desnutrición también es muy común en varios países del mundo, y está asociada a consecuencias negativas para la calidad de vida. La desnutrición no sólo se relaciona con la pobreza, sino también, por ejemplo, con la población de adultos mayores, quienes pueden estar predispuestos a padecerla, como resultado de la anorexia (falta de apetito) fisiológica del envejecimiento (2).
Es por esto, que conocer el funcionamiento de los mecanismos del hambre y la saciedad, es de vital importancia, ya que los trastornos de la alimentación (como la obesidad y la desnutrición), están involucrados con la regulación del apetito, y la desregulación de la señalización en el tracto digestivo. Además, un desequilibrio o disminución de sensibilidad de las hormonas que regulan el apetito (grelina y leptina), puede provocar problemas de anorexia, o, de lo contrario, comer en exceso (1,2).
A continuación, te contamos un poco más sobre el hambre y la saciedad.
1. ¿Cómo inicia la sensación de hambre y saciedad en nuestro cuerpo?
Pues bien, las sensaciones de hambre y saciedad inician en el cerebro, específicamente en la región del hipotálamo, donde las hormonas interactúan para producir estas sensaciones, conllevando a un consumo de alimentos o a una sensación de saciedad (1).
Desde que se percibe o ingiere un alimento, intervienen una serie de señales sensitivas, como el olor, el sabor, la textura, la temperatura, e incluso, la apariencia del alimento. Estas señales, son transmitidas hasta el Sistema Nervioso Central, y provocan el inicio de la alimentación, ya que impulsan al cuerpo humano, a colocar el alimento en la boca, degustar, y finalmente masticarlo y deglutirlo. Posteriormente, cuando se ha ingerido una cierta cantidad de alimentos, la persona alcanza la saciedad y rechaza la ingestión de una cantidad mayor de alimentos (3).
En este proceso, entre el ayuno y el ingerir alimentos, participan diversas hormonas, que son las encargadas de activar receptores entre el tracto gastrointestinal y el sistema nervioso central, produciendo así el efecto de apetito o saciedad. Además, son las encargadas también, de mantener un equilibrio energético en el cuerpo, es decir, mantener una energía constante, y tener un punto de equilibrio entre la energía que se brinda al cuerpo (por medio de la alimentación), y el gasto de energía (por procesos metabólicos o actividad física) (1).
2. Hormonas encargadas de la regulación del hambre y la saciedad
Son muchas las hormonas encargadas de enviar señales al hipotálamo para la regulación del apetito y la saciedad, como la leptina, la grelina, la colecistoquinina, las incretinas, la oxitonmodulina, e incluso la insulina (1).
Sin embargo, las dos hormonas más relacionadas con mantener el equilibrio energético en el cuerpo, son la grelina y la leptina. Ya que, cualquier cambio en el equilibrio de estas dos hormonas, afecta negativamente a la capacidad que tiene el cuerpo para cubrir las demandas y el almacenamiento de energía, lo que conlleva a que se produzcan diversas patologías (1).
2.1 Grelina: “hormona del hambre”
La grelina es una hormona producida por las glándulas de la mucosa del estómago, y las células del intestino. Actúa también en el hipotálamo del cerebro, y es la causante de que se estimule el apetito. Además, la grelina participa también en la regulación de los ritmos del sueño y vigilia, en la sensación del gusto, y en el metabolismo de la glucosa (1,3).
Durante el ayuno o antes de las comidas, los niveles de grelina en sangre se encuentran elevados, mientras que, luego de ingerir alimentos y en la obesidad, estos niveles se encuentran disminuidos.
2.2 Leptina: hormona de la saciedad
La leptina es una hormona que se sintetiza principalmente en el tejido graso de nuestro cuerpo (también se pueden producir pequeñas cantidades en el estómago) y su lugar de acción principal es el hipotálamo (en el cerebro) (3).
La leptina, es la encargada de inhibir la ingesta de alimentos (inhibición del hambre), regular el peso corporal a largo plazo, participar en la regulación del gasto energético, y también actúa en los procesos de lipólisis (degradación de grasas del tejido adiposo, para brindarle energía al organismo). Además, mediante la leptina, el hipotálamo es capaz de controlar el estado nutricional del cuerpo, ya que, modula la ingesta de alimentos y promueve un balance energético positivo (3).
2.3 Insulina
La insulina, es una hormona que tiene propiedades similares a la leptina. Ya que, además de controlar los niveles de glucosa en sangre, la insulina puede funcionar como una señal de saciedad. Sin embargo, a diferencia de la leptina, la señalización de la insulina está influenciada por la microbiota intestinal (4).
Esto se comprobó con estudios científicos en humanos, en los cuales se demostró, que las personas con una baja diversidad en la microbiota intestinal, tienen una mayor resistencia a la insulina (lo que provoca acumulación de glucosa en sangre). Además, cuando se realiza una terapia con probióticos (microorganismos que preservan la microbiota), destinada a diversificar la microbiota intestinal, se inhibe la ingesta de alimentos, ya que se alivia la resistencia a la insulina (4).
Por lo tanto, la microbiota intestinal podría estar relacionada a la modulación del apetito, ya que influye en la señal de la insulina. Sin embargo, se necesitan más estudios para confirmar estas observaciones (4).
3. ¿Cómo el hambre y la saciedad pueden provocar enfermedades?
Como mencionamos anteriormente, el mantener a la leptina y la grelina en equilibrio, es esencial para mantener un balance energético adecuado, ya que, un desequilibrio puede causar diversas patologías relacionadas con el peso como, por ejemplo:
3.1 Obesidad
En personas con un estado nutricional óptimo, los altos niveles de leptina en sangre, inhiben la ingesta de alimentos, y promueven la disminución de la grasa corporal. Sin embargo, en las personas con obesidad, se ha visto que hay resistencia a la leptina, es decir que, la vía de señalización de la leptina hacia el hipotálamo no funciona correctamente, por lo tanto, no se puede inducir a la saciedad, lo que causaría que la persona siempre tenga la sensación de hambre (1,3).
Además, tampoco se podría frenar el almacenamiento de grasa corporal, es decir, causaría un mayor almacenamiento de tejido graso en el cuerpo. Esto debido, a que la leptina (en personas con un estado nutricional normal), puede inhabilitar los sistemas que aumentan la acumulación de grasa corporal, sin embargo, en la obesidad, este sistema no funciona correctamente (1,3).
3.2 Trastornos de la alimentación
La anorexia y la bulimia nerviosa, son trastornos de la alimentación, que tienen un componente psicológico. Sin embargo, en la actualidad se sabe que, estos trastornos también tienen un componente hormonal, ya que, tanto en la anorexia como en la bulimia, se ha visto que las concentraciones de grelina (hormona del hambre) en sangre, se encuentran elevadas, en comparación de personas con un estado nutricional óptimo (1).
Esto podría indicar, que la hormona del hambre (grelina) tiene un papel importante como señal de que hay una deficiencia de energía en el cuerpo. Además, recordemos que la grelina induce a que se almacene grasa en el cuerpo, por lo tanto, en el caso de la anorexia, la bulimia, o pérdidas de peso por dietas muy restrictivas, esta hormona se encuentra a la espera para poder almacenar grasa, lo que puede causar un incremento de peso rápido, o también conocido como “efecto rebote”.
Se ha visto también, que las hormonas leptina y grelina, están involucradas con los trastornos del estado de ánimo, como el estrés, la ansiedad, y la depresión. Asimismo, se determinó también una relación entre la calidad del sueño y el funcionamiento de estas hormonas. Sin embargo, hablaremos de ambos temas más adelante en un próximo artículo.
4. Conclusiones
En conclusión, las dos hormonas principales encargadas de mantener el equilibrio energético en el cuerpo, son la grelina, la cual induce la sensación de hambre, y la leptina, la cual induce al estado de saciedad. Recordemos que, es importante mantener un equilibrio entre estas hormonas, puesto que, una alteración, podría causar patologías como la obesidad o trastornos de la conducta alimentaria.
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Licenciada en Nutrición y dietética
Bibliografía
- National Library of Medicine. National Center for Biotechnology Information. Physiology, Obesity Neurohormonal Appetite And Satiety Control. 2022. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK555906/
- Feinle-Bisset C, Horowitz M. Appetite and Satiety Control-Contribution of Gut Mechanisms. Nutrients. 2021 Oct 17;13(10):3635. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8539844/
- Ochoa C, Muñoz MG. Hambre, apetito y saciedad. RCAN. 2014;24(2):268-279. Disponible en: https://www.medigraphic.com/pdfs/revcubalnut/can-2014/can142k.pdf
- Han H, Yi B, Zhong R, Wang M, Zhang S, Ma J, Yin Y, Yin J, Chen L, Zhang H. From gut microbiota to host appetite: gut microbiota-derived metabolites as key regulators. Microbiome. 2021 Jul 20;9(1):162. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8293578/